Quiero una sopa

Quiero una sopa

En algún momento de la mañana, me empezó a entrar un hambre intensa. Así que habiendo dejado todo en orden aquí, me escape a una pequeña fonda aquí cerca, la cual ha sido mi punto principal de abastecimiento alimentario, ahora que ir a casa no es tan sencillo.
 
Caminaba por la cuadra, cuando un tipo grande, de edad y de tamaño, me intercepta y me pide dinero.. así nomas.. Su actitud, un tanto tosca, ruda.. Y mi respuesta fué proporcional a la misma. Le dije que no tenía monedas para compartir con él.. y traté de seguir mi paso, pero algo me decía que había material para más, y que estuviera atento.

Regresé un par de pasos y le dije: “Debes de pedir con una intención. Para que quieres dinero solamente? Dinero queremos todos. Pero debes de quererlo para algo concreto”. El me vió, y entre dientes masculló algunos improperios: “Pinche gordo”, alcancé a entender. No le iba a buscar bronca, no era la idea. Después de un segundo, volvió a decir: “Quiero comprar una sopa instantánea para comer”.
 
Le devolví el comentario, y la mirada: “Así está mucho mejor”, le dije.
 
Avancé unos pasos y junto a la fonda, entré a la tienda que ahí se encuentra al lado. Le pedí a la encargada una sopa instantánea, la cual después de pagarla, me entregó junto con el cambio. Salí de la tienda a buscar al tipo. Me lo encontré media cuadra adelante. El había seguido su caminar. Fuí y lo alcancé, y le di en mano la sopa y las monedas que me habían sobrado.
 
El tipo me miró. Esa mezcla de mirada intrigada, y al mismo tiempo hasta desafiante. Tomó la sopa y las monedas en su mano. Su mirada iba entre la sopa y mi persona. Después de dudarlo un poco, articuló algunas palabras: “¿Que no es usted la persona a la que le acabo de pedir dinero?”. “Si”, respondí. “Y lo único que tengo que agregar a lo que ya te dije antes, es que cuides de ti, de tu actitud para con la gente, y de las cosas que deseas”. Me di media vuelta, y me busqué lugar en una de las mesas para disponerme a pedir mi desayuno.
 
El tipo caminó unos pasos. Luego se detuvo, me volvió a mirar… Volvía a mirar su mano, su sopa.. y a mi. Esto lo repitió al menos un par de veces. Ahora, con voz mas firme, levantó su mano en señal de saludo: “Muchas gracias!” me dijo.. mientras se perdía entre los autos al final de la calle.
 
Quizás, sin quererlo, esta mañana fuí esa persona que le devolvió la confianza en el mundo, y le dió la oportunidad de gozar de un alimento caliente, después de no se cuantos dias.
 
Yo no planeo estas cosas.. simplemente me pasan. Y me gusta que pasen.